El Periódico | 24.2.15
Obama asegura que para derrotar al yihadismo es necesario algo más que la fuerza militar.
Europa tiene que esforzarse por integrar a sus minorías, ofrecerles oportunidades económicas y lograr que cuaje entre ellas un sentido de pertenencia. Este es uno de los mensajes que ha abierto lacumbre organizada por la Casa Blanca para prevenir el "extremismo violento", un foro que durante tres días reúne enWashington a los representantes políticos de 60 países, además de líderes civiles y religiosos. En pleno auge del terrorismo yihadista, la conferencia pretende aportar ideas para frenar la radicalización de los jóvenes, aunque corre el riesgo de quedar reducida a un debate enmarañado y difuso debido a la amplitud del tema que pretende abordar.
Políticamente es una cumbre complicada. Aunque en la mente de todos están los atentados yihadistas de París, Copenhague, Otawa o Sydney, la lucha contra el Estado Islámico o contra su maquinaria para reclutar a individuos desafectos, la Administración Obama no ha querido centrar la cumbre en el extremismo islámico. Su decisión ha enervado a la derecha neoconservadora, que acusa a la Casa Blanca de confundir en su afán por la corrección política. Pero tampoco ha gustado a algunas asociaciones musulmanas de EEUU, que creen que el foro servirá para propagar "el miedo, la sospecha e incluso el odio" a su comunidad en pleno auge de la islamofobia.
Combatir la propaganda
El riesgo de esa falta de concreción la resumía un funcionario involucrado en la organización de la cumbre. "El extremismo varía de país a país, de barrio a barrio y de ciudad a ciudad. ¿Cómo se va a conseguir algo cuando participan 60 países?", le decía ayer a Foreign Policy.
Pero también es posible que de habérsele puesto la etiqueta, algunos países musulmanes no hubieran participado y se hubiera alienado todavía más a los colectivos musulmanes cuya cooperación se busca para combatir la propaganda yihadista.
En cualquier caso, la cumbre arrancó el martes con la intención de ofrecer alternativas a esos jóvenes tentados por el veneno y las glorias de la guerra de civilizaciones que propone el yihadismo. "Las sociedades tienen que proporcionar una alternativa a sus comunidades inmigrantes, un sentido de oportunidad y pertenencia que desacredite el miedo, el aislamiento, el odio y el resentimiento que proponen los terroristas", dijo el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, en la apertura de la cumbre. Biden pidió a los países europeos que trabajen para emular el melting pot estadounidense, el concepto de sociedad multicultural.
Artículo del presidente
EEUU no es perfecto en este sentido, pero aquí es dificil encontrar a la población musulmana encajonada en barriadas marginales como sucede en Europa. Sus niveles de renta y educación se parecen a los de la media, y la naturalización es relativamente rápida. El 81% de los musulmanes estadounidenses decían ser ciudadanos de EEUU en el 2011, pese a que solo un 37% había nacido en el país.
"Sabemos que la fuerza militar por sí sola no puede resolver este problema", escribió ayer Obama en un artículo de opinión en Los Angeles Times. Por eso, añadía, es necesario hacer frente a los "propagandistas, los reclutadores, los facilitadores" que, aunque no cometan actos terroristas, ayudan a radicalizar e incitar a otros. "Al final es una batalla por el corazón y las mentes", sostiene.
Las dos primeras jornadas de la conferencia se han centrado en examinar varias iniciativas locales aplicadas en EEUU para combatir el extremismo, pero hoy adquirirá un perfil internacional. Se abordará desde cómo mejorar las oportunidades económicas para los jóvenes a cómo contrarrestar la propaganda extremista en las redes sociales e Internet. A la cita asistirán docenas de ministros de Exteriores e Interior de todo el mundo, entre ellos el titular español, Jorge Fernández Díaz.