ITRAN/ 15-07-2016
Otra vez más cae gente inocente en un sangriento acto terrorista, deplorable, denunciable y condenable por todo aquel que siente el valor de la vida y de la convivencia pacífica entre los seres humanos, sean autóctonos, inmigrantes, turistas, judíos, cristianos, musulmanes o de cualquier otra creencia o credo.
La sinrazón vuelve a ganar. Hoy más que nunca se echa en falta una solución drástica que apacigüe este turbulento mundo cada vez más irrespirable. Hoy más que nunca los expertos en la materia -digo expertos, que no políticos, porque estos sufren de ceguera crónica - deben reunirse, encerrarse en algún lugar aislado y no salir hasta que lleguen a una solución que devuelva la sonrisa a los pobladores de este Planeta.
Las declaraciones altisonantes y siempre partidistas nunca han solucionado nada. Las bombas nunca han arreglado algo, los drones harán mucho daño, qué duda cabe, pero no aportarán ninguna solución; el terrorismo nunca triunfará, pero tampoco dejará vivir tranquilamente. Esa tranquilidad a la que aspiraban los viajeros del aeropuerto de Zaventem, los mercaderes de Basora, los niños de Gaza, los trasnochadores del Bataclán o los que festejaban el 14 de Julio en Niza.
En nombre de toda esa sangre derramada, hagan algo, revisen sus motivaciones, corríjanlas si es necesario, que sí lo es, y salgan con esa respuesta que todo el mundo anhela: PAZ para TODOS.