¿Es comparable caricaturizar a Mahoma con tachar a una ministra de simio?

El Mundo  |  19.1.15

La ministra francesa de Justicia, Christiane Taubira, echó un poco más de leña al fuego a la larga crisis diplomática entre Francia y Marruecos, que empezó hace casi once meses, en un acto de homenaje a uno de los caricaturistas que los terroristas asesinaron durante su ataque al semanario satírico Charlie-Hebdo.

En el ayuntamiento de Montreuil, en la periferia de París, Taubira, de 62 años, declaró el pasado jueves con cierto orgullo que en Francia "no hay tabúes". "Se puede dibujar todo, incluido al profeta", recalcó. Cuando están en vigor "esos tabúes nos revelan defectos de algunas sociedades", añadió.

La ministra recurrió a un mapa elaborado por la ONG Dibujando para la paz (Cartooning for peace) para explicar, por ejemplo, que incluso en Suecia hay vetos. No se pueden publicar allí viñetas que representen a la muerte. Después añadió: "En Marruecos más vale no representar al rey" Mohamed VI.

Taubira aludía así, según la prensa francesa, a la prohibición, hace dos años, de la edición en papel del diario El País por publicar una pequeña viñeta en la que se veía al monarca con la llave de la nueva Constitución marroquí. Al caricaturista marroquí Khalid Gueddar le cayeron, en 2009, tres años de cárcel-no ingresó en prisión- y una cuantiosa multa no ya por haber dibujado al rey sino a su primo, el príncipe Moulay Ismael.

La ministra pronunció estas palabras al día siguiente de que su colega de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, anunciase en el Senado un viaje suyo a Rabat para tratar de poner fin a la interminable crisis bilateral. No dio fechas para su desplazamiento lo que hace suponer que las autoridades marroquíes no deben aún considerar que haya llegado aun el momento de pasar página.

Tres denuncias por tortura

La crisis bilateral empezó a finales de febrero de 2014 cuando la policía francesa se presentó en la residencia del embajador de Marruecos en París con la intención de conducir ante un juez instructor a Abdelatif Hammouchi, jefe de la policía secreta marroquí (DST), denunciado por torturas pos dos marroquíes y por un saharaui. Dos de estas denuncias cuentan con el respaldo jurídico de la Asociación de Cristianos por la Abolición de la Tortura.

Las palabras de Taubira sobre ese "defecto" marroquí que consiste en vetar las caricaturas no sentaron nada bien en Rabat. Naim Kamal, un columnista afín a las autoridades, le recordó, por ejemplo, a la ministra que en varias ocasiones fue comparada con un simio.

A Taubira muchos franceses la recuerdan ahora por este episodio y no tanto por su lucha para que, por ejemplo, la ley francesa de la memoria de 2001 incluyese la trata de negros y la esclavitud entre los crímenes contra la humanidad.

Por haber colgado en su página de Facebook un fotomontaje haciendo esa comparación a Anne-Marie Leclere, excandidata municipal del Frente Nacional en una pequeña localidad de las Ardenas, le cayeron, en julio, nueve meses de cárcel con ingreso en prisión y una multa de 50.000 euros a pagar a medias con su partido.

Más recientemente, en octubre, el director del semanario de extrema derecha Minute, Jean-Marie Molitor, fue también multado con 10.000 euros por hacer la misma comparación en su portada.

A partir de ahí Naim Kamal formula una pregunta a la ministra resumiendo una opinión que expresan otros marroquíes. La escribe debajo de dos fotos, una de Taubira y otra de un mono. Si en Francia no hay tabúes, afirma, "¿se le debería poder comparar a usted con un simio sin correr el riesgo de ser condenado a nueve meses de cárcel?"

Kamal no se contesta a si mismo, pero algunos lo han hecho en su lugar en las redes sociales. Responden que la comparación no se puede hacer porque en Francia hay dos varas de medir a la hora de juzgar las ofensas.

No han comprendido todos ellos que Leclere o Minute no caricaturizaron a la ministra con más o menos gracia, sino que atentaron contra su dignidad. Es más, profirieron un insulto racista. Dibujar al profeta es, sin duda, ofensivo a ojos de buena parte de sus seguidores, pero no atenta contra la dignidad individual de ninguno de sus fieles.