El Profeta Muhammad encabeza el ránking de los "100: una clasificación de las personas más influyentes de la historia"

Puede parecer totalmente sorpresivo y hasta ajeno, para un occidental el escuchar que el profeta Muhammad, la paz sea con él (صلى الله عليه وآله وسلم) es uno de los personajes de la historia más grandes y más influyentes.

Nos han llamado mucho la atención los argumentos del Dr. Heart para justificar y sustentar su clasificación o ranking. Publicamos a continuación la traducción del capitulo relativo al Profeta Muhammad (SAW), donde argumenta sus razones para colocarlo en primer lugar.






1 MUHAMMAD


(570-632)


Del libro "Los 100, una clasificación de las personas más influyentes de la historia".


Por Michael H. Hart


Mi elección de Muhammad para liderar la lista de las personas más influyentes de la historia del mundo puede sorprender a algunos lectores y puede ser cuestionada por otros, pero se trata del único hombre de la historia que fue extremadamente exitoso tanto en el plano religioso y como en el secular.


De origen humilde, Muhammad fundó y promulgó una de las grandes religiones del mundo, y se convirtió en un líder político inmensamente eficaz. Hoy, trece siglos después de su muerte, su influencia es todavía poderosa y penetrante.


La mayoría de las personas en este libro tuvieron la ventaja de haber nacido y criado en centros de civilización, en las naciones más altamente cultivadas o políticamente cruciales. Muhammad, sin embargo, nació en el año 570, en la ciudad de Meca, en el sur de Arabia, en ese momento una zona atrasada del mundo, lejos de los centros de comercio, el arte y el aprendizaje. Huérfano a los seis años, se crió en un entorno modesto. La tradición islámica nos dice que era analfabeto. Su posición económica mejoró cuando, a los veinticinco años de edad, se casó con una viuda rica. Sin embargo, cuando se acercaba a los cuarenta años, había poca indicación externa de que fuera una persona extraordinaria.


La mayoría de los árabes de aquel tiempo eran paganos, que creían en muchos dioses. Hubo, sin embargo, en la Meca, un pequeño número de Judios y cristianos; sin duda fue de ellos que Muhammad supo por primera vez de un solo Dios, omnipotente que gobernaba el universo entero. Cuando tenía cuarenta años de edad, Muhammad se convenció de que este único Dios verdadero (Allah) estaba hablando con él, y le había elegido para difundir la verdadera fe.


Durante tres años, Muhammad predicó solamente a los amigos cercanos y asociados. Luego, alrededor de 613, comenzó a predicar en público. Mientras lentamente se ganó conversos, las autoridades de la Meca llegaron a considerarlo como una molestia peligrosa. En 622, temiendo por su seguridad, Muhammad huyó a Medina (una ciudad a 200 millas al norte de La Meca), donde le habían ofrecido un puesto de considerable poder político.


Este escape, llamado la Hégira, fue el punto de inflexión de la vida del profeta. Mientras que en la Meca, había tenido pocos seguidores, en Medina, tuvo muchos más, y pronto adquirió una influencia que le hizo un virtual dictador. Durante los siguientes años, mientras los seguidores de Muhammad crecían rápidamente, tuvieron lugar una serie de batallas entre Medina y La Meca. Esto concluyó en 630 con el regreso triunfal de Muhammad a la Meca como conquistador. Los restantes dos y medio años de su vida fueron testigos de la rápida conversión de las tribus árabes a la nueva religión. Cuando Muhammad murió, en el año 632, era el verdadero gobernante de todo el sur de Arabia.


Los miembros de las tribus beduinas de Arabia tenían la reputación de ser guerreros feroces. Pero su número era pequeño; y plagados por la desunión y la guerra intestina, no eran rival para los ejércitos más grandes de los reinos de las áreas agrícolas colonizadas en el norte. Sin embargo, unificados por Muhammad por primera vez en la historia, e inspirados por su ferviente creencia en el único Dios verdadero, estos pequeños ejércitos árabes ahora se embarcaron en una de las series más sorprendentes de conquistas en la historia humana. Al noreste de Arabia se encontraba el gran Imperio Neo-persa de los sasánidas; al noroeste estaba Bizancio, o Imperio Romano de Oriente, centrado en Constantinopla. Numéricamente, los árabes no eran rival para sus oponentes. En el campo de batalla, sin embargo, los árabes conquistaron rápidamente, toda Mesopotamia, Siria y Palestina. Para 642, Egipto había sido arrancado del Imperio bizantino, mientras que los ejércitos persas habían sido aplastados en las batallas clave de Qadisiya en el año 637, y en 642 Nehavend.


Pero incluso estas enormes conquistas que se hicieron bajo la dirección de los amigos cercanos de Muhammad y sucesores inmediatos, Abu Bakr y 'Umar Ibn al-Jattab no marcaron el final del avance árabe. Para 711, los ejércitos árabes habían barrido por completo el norte de África hasta el océano Atlántico. Allí, giraron hacia el norte y, cruzando el estrecho de Gibraltar, abrumaron al reino visigodo en España.


Durante un tiempo, debe haber parecido que los musulmanes abrumarían a toda la Europa cristiana. Sin embargo, en el año 732, en la famosa batalla de Tours, un ejército musulmán, que había avanzado en el centro de Francia, fue finalmente derrotado por los francos. Sin embargo, en un siglo escaso de combates, estas tribus beduinas, inspiradas por la palabra del profeta, habían labrado un imperio que se extendía desde las fronteras de la India hasta el Océano Atlántico, el imperio más grande que el mundo había visto hasta entonces. Y en todas partes que los ejércitos conquistaban, se sucedía una conversión a gran escala a la nueva fe.


Ahora bien, no todas estas conquistas resultaron permanentes. Los persas, a pesar de que se han mantenido fieles a la religión del profeta, recuperaron pronto su independencia de los árabes. Y en España, más de siete siglos de guerra, finalmente dieron lugar a reconquista, por parte de los cristianos, de toda la península. Sin embargo, Mesopotamia y Egipto, las dos cunas de la civilización antigua, se han mantenido árabes, al igual que toda la costa de África del Norte. La nueva religión, por supuesto, siguió extendiéndose, en los siglos siguientes, mucho más allá de las fronteras de las conquistas musulmanas originales. Actualmente, el islam cuenta con decenas de millones de adherentes en África y en Asia Central y aún más en Pakistán y el norte de la India, y en Indonesia. En Indonesia, la nueva fe ha sido un factor de unión. En el subcontinente indio, sin embargo, el conflicto entre musulmanes e hindúes sigue siendo un importante obstáculo para la unidad.


¿Cómo, entonces, uno puede evaluar el impacto global de Muhammad en la historia de la humanidad? Al igual que todas las religiones, el Islam ejerce una enorme influencia sobre la vida de sus seguidores. Es por esta razón que los fundadores de las grandes religiones del mundo todos ocupan un lugar destacado en este libro. Puesto que hay más o menos el doble de los cristianos que musulmanes en el mundo, puede parecer extraño que inicialmente Muhammad se haya puesto más alto que Jesús. Hay dos razones principales para esta decisión. En primer lugar, Muhammad jugó un papel mucho más importante en el desarrollo del Islam del que hizo Jesús en el desarrollo del cristianismo. A pesar de que Jesús fue el responsable de los principales preceptos éticos y morales del cristianismo (en la medida en que diferían del judaísmo), fue San Pablo el principal promotor de la teología cristiana, su director de proselitismo, y el autor de una gran parte del Nuevo Testamento.


Muhammad, sin embargo, fue responsable tanto de la teología del Islam como de sus principios éticos y morales. Además, jugó un papel clave en hacer proselitismo de la nueva fe, y en el establecimiento de las prácticas religiosas del Islam. Por otra parte, él es el autor de las escrituras sagradas musulmanes, el Corán, una colección de pensamientos de Muhammad que él creía que le habían sido revelados directamente por Dios. La mayoría de estas expresiones se copiaron más o menos fielmente durante la vida de Muhammad y se recogieron no mucho después de su muerte. Por lo tanto, el Corán, representa casi fielmente ideas y enseñanzas de Muhammad y de modo considerable sus palabras exactas. Ninguna compilación tan detallada de las enseñanzas de Cristo ha sobrevivido. Dado que el Corán es al menos tan importante para los musulmanes como la Biblia para los cristianos, la influencia de Muhammad a través del Corán ha sido enorme; es probable que la influencia relativa de Muhammad en el Islam haya sido mayor que la influencia combinada de Jesúcristo y San Pablo en el cristianismo. En el plano puramente religioso, entonces, parece probable que Muhammad ha sido tan influyente en la historia humana como Jesús.


Más aun, Muhammad (a diferencia de Jesús) era un laico, así como un líder religioso. De hecho, como la fuerza impulsora detrás de la conquista árabe, muy bien puede figurar como el líder político más influyente de todos los tiempos.


De muchos acontecimientos históricos importantes, se podría decir que fueron inevitables y que se habrían producido incluso sin el líder político particular, que los guió. Por ejemplo, las colonias de América del Sur, probablemente habrían ganado su independencia de España, incluso si Simón Bolívar nunca hubiera vivido. Pero esto no puede decirse de las conquistas árabes. Nada similar había ocurrido antes de Muhammad, y no hay razón para creer que se hubieran logrado las conquistas sin él. Las únicas conquistas de la historia humana comparables son las de los mongoles en el siglo XIII, que resultaron principalmente debido a la influencia de Genghis Khan. Estas conquistas, sin embargo, aunque más amplias que las de los árabes, no resultaron permanente, y en la actualidad las únicas áreas ocupadas por mongoles son aquellas que tenían antes del tiempo de Genghis Khan.


Hay mucha diferencia en las conquistas de los árabes. De Irak a Marruecos, se extiende una cadena entera de naciones árabes no unidas simplemente por su fe en el Islam, sino también por su árabe lengua, la historia y la cultura. La centralidad del Corán en la religión musulmana y el hecho de que está escrito en árabe, probablemente, han impedido que el idioma árabe se haya roto en dialectos mutuamente ininteligibles, que de otro modo pudiera haber ocurrido en los trece siglos intermedios. Existen diferencias y divisiones entre estos estados árabes, por supuesto, y estas son considerables, pero la desunión parcial no debe ocultar los elementos importantes de unidad que han continuado existiendo. Por ejemplo, ni Irán ni Indonesia, ambos estados productores de petróleo y ambos islámicos en la religión, se unieron al embargo de petróleo del invierno de 1973-74. No es casualidad que todos los estados árabes, y sólo los estados árabes, participaron en el embargo.


Vemos, entonces, que las conquistas árabes del siglo VII han seguido desempeñando un papel importante en la historia humana, hasta el día de hoy. Es esta combinación sin precedentes de la influencia secular y religiosa que pienso, me autoriza a considerar a Muhammad la figura más influyente en la historia humana.


29/10/2020


Fuente: Los 100, un ranking de las personas más influyentes en la historia" de Michael H. Hart, 


Nabila El Bergui